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“Jugar no es un descanso del aprendizaje. Es un aprendizaje interminable, encantador, profundo, atractivo y práctico. Es la puerta al corazón del niño”-Vince Gowmon

El juego es una actividad universal y también un derecho primordial de todos los niños. Aunque ellos pueden jugar solo por divertirse, en las últimas décadas distintas investigaciones se han concentrado en la contribución que esta actividad brinda al desarrollo infantil. Las investigaciones concluyen que el juego puede ayudar al incremento de las aptitudes y competencias del niño en crecimiento. Por consiguiente, en la actualidad existe un mayor interés de fomentar esta actividad por parte de los padres y profesores interesados en promover el desarrollo integral de los niños (Brooker, 2013).

Las actividades lúdicas y el juego contribuyen de forma significativa en el desarrollo infantil porque los niños adquieren numerosas aptitudes y competencias por medio de él. Por ejemplo, los bebés aprenden a conocerse a sí mismos y explorar el mundo que los rodea gracias a las actividades lúdicas realizadas con sus primeros cuidadores. Por otro lado, los niños fortalecen sus habilidades físicas y sociales al compartir con sus hermanos y compañeros. Al respecto, el juego es importante durante la etapa infantil porque los niños aprenden a: tomar perspectiva, ensayar roles, regular el propio comportamiento, respetar el espacio del otro y planificar acciones junto con los demás. También, el juego activo, con el acompañamiento de los adultos, sirve como una introducción a las primeras ideas sobre el lenguaje, la lectoescritura, la matemática y la física (Brooker, 2013).

Según Lansdown (2013), la Observación General #17 del Comité sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas subraya la importancia de reconocer y garantizar este derecho a los niños de todas las edades, pues destacan el papel del juego como manera de proporcionar oportunidades para la expresión de la creatividad, la imaginación, la confianza, la autosuficiencia y el desarrollo de las capacidades y aptitudes físicas, sociales, cognitivas y emocionales. Además, recalcan que, mediante el juego, los niños exploran el mundo que los rodea y experimentan nuevas ideas, roles y vivencias.

Asimismo, el derecho al juego también contribuye a la realización de otros derechos como son los de la salud, educación, identidad y participación. Lastimosamente, las leyes y políticas gubernamentales muchas veces tienden a darle poca relevancia a esta actividad, a pesar de ser tan positiva y necesaria en el desarrollo infantil (Brooker, 2013).

El juego durante la niñez no es solo por diversión; más bien, es parte fundamental del desarrollo infantil. Gracias a esta actividad, los niños adquieren actitudes y habilidades las cuales les serán fundamentales durante la vida adulta. Como padres de familia, cuidadores y guías estamos llamados a propiciar esta sana actividad en nuestros hijos.

Referencias

Brooker, L. (2013). El papel del juego en el desarrollo. En Brooker, L y Woodhead, M. (2013). El derecho al juego, La Primera Infancia en Perspectiva #9. The Open University.

Lansdown, G. (2013). El derecho de los niños al juego. En Brooker, L y Woodhead, M. (2013). El derecho al juego, La Primera Infancia en Perspectiva #9. The Open University.