En la actualidad, hablar inglés es una herramienta de gran ayuda en distintos escenarios profesionales y culturales. Este idioma, es uno de los más utilizados del mundo y una de las lenguas que utilizan las personas, que no hablan un mismo idioma, para comunicarse.
La niñez es una etapa perfecta para aprender inglés. Durante los primeros años de vida, el cerebro humano muestra mucha plasticidad y eso genera que los niños presenten una mayor facilidad para la adquisición de los idiomas. En la niñez, se generan el doble de conexiones neuronales respecto a la adultez, por lo tanto, hay una mayor capacidad para asimilar la información de forma rápida y eficaz si el ambiente del niño se lo promueve.
Muchos padres se preocupan porque piensan que la exposición de sus hijos a un segundo idioma puede ser algo que afecte su desarrollo psicológico y educativo. Sin embargo, algunas investigaciones han demostrado que los niños no presentan dificultades al tener que aprender de forma paralela más de un idioma (Sebastián-Gallés, 2012).
Aprender inglés en los primeros años de vida facilita un mejor desarrollo del cerebro, lo cual hace que el niño tenga un beneficio en las capacidades psicológicas que se desarrollan en esta etapa de vida. Un niño que aprende inglés durante la niñez tendrá una mejor capacidad de concentración, atención y memoria, mayor solvencia a la hora de resolver problemas y una buena capacidad para relacionar conceptos e ideas.
También, al mejorar las capacidades intelectuales por medio de la adquisición del inglés, el niño desarrolla una mejor capacidad crítica y un mejor entendimiento del lenguaje. Por lo tanto, será una persona con mejores resultados académicos y profesionales.
Adicionalmente, obtiene beneficios en su desarrollo social y cultural. Si un niño aprende inglés en su niñez, tendrá acceso desde temprana edad al conocimiento de culturas diferentes a la suya. Lo cual enriquecerá su educación, desarrollo intelectual y la capacidad de ser más abierto hacia la exploración cultural, ya que podrá comunicarse con facilidad con personas de otras nacionalidades y tendrá acceso a un mundo más abierto y globalizado.
Asimismo, si a un niño se le inculca el inglés desde temprana edad obtendrá una mayor confianza en sí mismo y eso le ayudará a desarrollar otras habilidades comunicativas como hablar en público o tener un diálogo más abierto con los demás.
Por último, si el niño aprende inglés aumentará sus posibilidades de involucrarse más rápido en un escenario laboral en la adultez, pues el bilingüismo es una aptitud que las grandes empresas valoran en la actualidad por su universalidad y aplicación.
Referencias
Sebastián-Gallés, N. (2012). Adquisición del lenguaje en el niño monolingüe y bilingüe. En Woodhead, M y Oates, J (2012). La primera infancia en perspectiva. The Open University